Límites

Cuando me enfrente a este tema no sabía por dónde comenzar, quizá era porque no entendía a lo que se refería realmente, hoy lo veo mucho más claro; como el hecho de hacer respetar mis decisiones y en base a ello saber que permito y que no de los demás.

Soy la pauta de lo que quiero recibir de otras personas y solemos tardar en darnos cuenta de ello y muchas veces terminamos en culpa, o al menos eso me pasa todo el tiempo; pero hoy sé que es parte del proceso.

Y por eso es que me pareció muy importante que tocáramos el tema un poco más a profundidad, aquí les dejo el texto que nos comparte la Psicóloga Daniela Stephanie Santos, quien viene a explicarnos un poco mejor que pasa con los límites.

¿Qué es un límite?

La palabra límite proviene del vocablo Romano “Limes” que significa punto establecido. Cuando nos imaginamos un límite, pensamos en esa barrera que delimita una superficie, cuerpo, o lugar. Y lo mismo sucede en nuestras relaciones interpersonales. 

Los límites son esa barrera simbólica o física que me separa de los otros, que enmarca y que no puede ser superada. Estos límites no son fijos, van cambiando del mismo modo que las personas cambian. Los límites los podemos ver en todo tipo de contextos, delimitan las reglas, los comportamientos, patrimonios, relaciones de amistad, fraternales, románticas etc. 

Pongamos un ejemplo: La piel es una barrera, que delimita, entre mi cuerpo y lo que no es mi cuerpo, regula nuestra temperatura, entre otras más funciones, nos protege de agentes externos, que pudieran romper con nuestro equilibro interno.

Vivimos en un mundo social, nos relacionamos con los otros, y los límites se vuelven necesarios a la hora de establecer vínculos. Los límites nos ayudan a identificar quiénes somos, qué nos gusta, qué necesitamos, cómo, para qué, cuándo, y con quién. También son una forma de comunicación clara y firme de lo que esperamos, queremos, o no de las personas. 

Para algunos, es difícil establecer límites, simplemente no lo aprendieron, les da miedo no complacer, les da pena, se sienten agresivos, a la defensiva, temen no agradar, o  ser rechazados por  las personas.

¿Se puede vivir sin establecer límites? Sí, aunque esto mucha de las veces genera malestar, incomodidad, enojo, baja autoestima, dependencia, y más. 

El autoconocimiento, la consciencia, atención, detección de nuestras necesidades, habilidades sociales, claridad y congruencia, comunicación y consistencia, pueden favorecer el establecer límites claros que nos permitan mejorar nuestras relaciones sociales. 

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