¿Puede una emoción llevarme hacia una mala alimentación? A veces olvidamos que somos un todo y eso sin duda tiene que ver con nuestra alimentación. Es por eso que me atrevo a preguntarles ¿cada cuándo ponen atención en lo que comen? ¿les pasa que no les cae un alimento cuando se sienten mal emocionalmente?
Me he dado cuenta que con las emociones negativas, en mi caso tristeza o miedo es cuando menos ganas tengo de comer algo (lo que sea). Y les cuento que esta vez fue un poco más allá de esa sensación de ahorita “NO”. Fue más bien esa terrible sensación de haber olvidado como comer, como tragar, como masticar o simplemente como pasar agua; sí! agua.
Todo se desato con la llegada de mi “ansiedad” no solo venía acompañada de sudoración en manos, miedo y falta de aire, también traía esta desconexión con mis alimentos. Estaba literalmente huyendo de comer, ¿terrible no? porque fue entonces que bajé de peso, tenía migrañas recurrentes (que padezco desde hace años y me parecían normales) falta de sueño, cansancio, mal humor, entre otros tantos síntomas.
No estaba encontrando una explicación que me dejará claro porque había pasado por esto y menos entendía que yo pudiera estarlo provocando, literal de un día para otro mi mente se había desconectado. Y es ahí que me siento superada por algo que no entiendo y pido ayuda, busco terapia para ver si me ayudaban a entender lo que sucedía ya que me estaba volviendo loca, todos los días eran una pesadilla, quería solo dormir para no tener que comer ni beber nada.
Hoy poco a poco he ido cambiando hábitos para volver a hacer las paces con mis alimentos, todos los días doy mi mayor esfuerzo, me siento más consciente de muchas cosas y otras las sigo formando sobre la marcha hasta lograr estar en paz con mi mente y con mi cuerpo.
Les comparto la explicación que nos da la Dra. Yamileth Anaya para platicar más a fondo sobre nuestra alimentación y el impacto tan grande que tienen sobre nosotros, emocional y fisicamente:
¿Puede una emoción interferir con una alimentación saludable?
El estrés y la ansiedad han sido reconocidos como causantes de modificaciones de la conducta alimentaria, aumentando la ingesta y alterando la composición de la dieta.
Donde el estrés es una respuesta del organismo de carácter fisiológico ante un estímulo inespecífico, que puede ser externo o interno, y que produce la secreción de hormonas, llamadas catecolaminas, en diversas partes del organismo.
Existe cierta asociación entre niveles de estrés elevados y conductas alimentarias inadecuadas que conducirían a alteraciones del estado nutricional por exceso, como el sobrepeso y la obesidad.
¿Porqué comemos más en situaciones de estrés?
Normalmente, las personas que comen cuando tienen hambre y dejan de comer cuando están saciadas están en sintonía con las señales biológicas de su organismo.
En situaciones de estrés, no sientes la señal biológica de saciedad. Aquellos individuos que ignoran sus señales biológicas deben ser conscientes de los factores emocionales y psicológicos que les llevan a aumentar la ingesta y deben poner en práctica tácticas para evitarlo.
La respuesta al estrés muestra la importancia de utilizar enfoques para el control del peso que reduzcan la restricción alimentaria y de privilegiar el consumo de fruta y verdura (bajo contenido en calorías y muy nutritivos). Además estos alimentos diluyen la carga calórica ingerida durante los atracones.
Como consecuencia puede producirse un retraso en la digestión y una metabolización inadecuada de los alimentos, lo que puede ocasionar trastornos que, de cronificarse, inciden en la salud de la persona.
El estrés genera ansiedad, y a su vez ésta suele producir un aumento ó disminución de la ingesta del individuo y su consecuente alteración del estado nutricional ya sea por disminución o, más frecuentemente, por aumento de peso con el consecuente sobrepeso u obesidad.
Se puede definir a la ansiedad normal como una emoción psicobiológica básica adaptativa ante un desafío o peligro presente o futuro. Su función consiste en motivar conductas apropiadas para superar dicha situación y su duración está relacionada con la magnitud y la resolución del problema que la desencadenó.
Engloba un conjunto de respuestas caracterizado por sentimientos de miedo o aprensión, a menudo sin una justificación clara.
La ansiedad aparece en respuesta a situaciones aparentemente inocuas o es el resultado de conflictos emocionales internos y subjetivos cuyas causas pueden no ser aparentes para quien la padece. Cuando la ansiedad es persistente, intensa, crónica o recurrente e injustificada en respuesta a estresores de la vida real es usualmente un signo de un trastorno emocional.
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